miércoles, 24 de agosto de 2011

HACKER: La SEGURIDAD DIGITAL Y LA NOTABLE DEMOSTRACION DE UN EXPERTO


Adrián Paenza es un conocido periodista argentino, experto en matemáticas y en cuestiones referidas a la computacion. Cuenta esta experiencia, con un hacker de nivel mundial, en una conferencia. Compartamos esto y aprendamos un poco mas del asunto.

Pablos (sí, con “ese” final) Holman es uno de los top hackers (1) en el mundo. Nació en Alaska hace 39 años. Su verdadero nombre es Paul Holman. Es una persona muy capaz en lo que hace. Se pasea dando charlas sobre su profesión. El día que hizo su presentación en Estocolmo, los diarios lo definieron como un “delincuente con carisma”, cosa que él mismo no niega. “Un hacker tiene la mente diferente. Nosotros pensamos distinto. Miramos el mundo desde otro lado.”

Hace unos días, en Chicago y ante unos 400 asistentes a TEDxMidWest, Holman contó algunas experiencias a las que le sugiero que les preste atención, sobre todo si a usted le interesa saber cuán protegido está cuando usa su computadora personal o su teléfono celular.

Se subió al escenario con su laptop conectada a una pantalla gigante que tenía atrás. Dijo que él, como la mayoría de los invitados a estas charlas, había pasado la noche anterior en un hotel (mientras se veía una foto de la habitación) (2): “Aburrido como estaba, y sin nada atractivo para ver en la ventana, me decidí a hacer lo que hace la mayoría de las personas que pasan las noches fuera de sus casas: mirar televisión. La diferencia está en que los televisores de los hoteles funcionan en red. Están conectados con una ‘cajita’ (parecida a la del ‘cable’ de su casa) por la que llega no sólo la programación de los canales sino que uno también puede ver películas o jugar con los videojuegos”.

“Como no me gusta pagar por estos servicios que deberían estar incluidos en el precio de la habitación, conecté este pequeño aparato (y lo muestra en la pantalla) –que no es muy caro, no llega a los cinco dólares–, y una vez que todo estuvo ubicado, me dediqué a mirar películas y también a jugar. Pero como ninguna de las películas ni los juegos me resultaba interesante, decidí ver qué es lo que estaban mirando otros pasajeros del hotel.”

Acá, una pausa: póngase usted en el lugar de alguno de esos pasajeros que estaban en el auditorio. Holman siguió con un toque de sarcasmo.
“Advertí que muchas personas estaban mirando películas pornográficas, y como no creí que eso fuera adecuado decidí cambiarles el canal y ponerles algunos dibujos animados que el hotel también ofrecía. De esa forma, estarían mejor preparados para las charlas de hoy.”
Y siguió: “Pero como aún así me aburría un poco, me dediqué a mirar lo que estaban haciendo otros pasajeros con sus computadoras, especialmente aquellos que estaban usando el televisor de la habitación como monitor. Siempre es atractivo mirar qué páginas de Internet recorren y cuáles son sus áreas de interés. Ciertamente, es mucho más entretenido que mirar televisión”.

La incomodidad en el auditorio se hacía evidente. Sonrisas nerviosas. Murmullos. ¿Sería verdad lo que estaba diciendo Holman?
Pablos siguió, inmutable: “Al margen de quienes miraban televisión genuinamente, había varios que empleaban el televisor como monitor para usar sus laptops. Algunos hacían algunas transacciones comerciales o financieras, comprando algunos objetos en e-bay, o bien transfiriendo dinero entre sus cuentas personales –y muestra atrás algunas fotos de esos movimientos bancarios–. La mayoría eran por poco dinero, pero hubo una que me llamó la atención –y se ve la foto de un envío de fondos que superaba los 250 mil dólares”.
A esta altura creo que todos los que lo escuchábamos estábamos fuertemente impactados. Las fotos que él reproducía en la pantalla no dejaban lugar a dudas. Si eran o no de pasajeros del hotel es otra historia, pero que Holman había tenido acceso a ese tipo de transacciones en algún momento, tampoco.
No es que ni usted ni yo sospechemos que todo esto es imposible, en la medida en que operamos con la tecnología digital que hoy tenemos a disposición, pero la bofetada en la cara para todo lo que se dice sobre seguridad era evidente.

“Levanten la mano las personas que tengan las tarjetas de crédito más modernas, aquellas que tienen un código de seguridad en un cuadradito [3] (y mostró un ejemplo) que supuestamente es inviolable. Necesito cinco voluntarios.”
Cinco personas, reticentes en principio, subieron al escenario. Holman escaneó las cinco tarjetas, consiguió los datos personales que buscaba y los exhibió en la pantalla gigante que estaba detrás de él. La inviolabilidad de las tarjetas quedó destruida.
“Este aparato se puede conseguir en e-bay por ocho dólares. O en cualquier negocio que venda artículos electrónicos.”

Holman siguió. “Si me lo propusiera, podría rastrear los movimientos de todas las personas que están acá en la sala y que tienen un teléfono celular inteligente [4]. Y podría saber dónde están y/o dónde estuvieron. Y sin apelar a nada diferente de lo que ahora usan todos los autos modernos: un GPS. Más aún: con un poquito más de sofisticación, podría interceptar todas las conversaciones telefónicas.”

La lista podría seguir, pero creo que es más que suficiente. En todo caso, todo lo que uno sospecha que podría pasar cuando usa una computadora personal, un teléfono celular o cualquier aparato equivalente... pasa. O en todo caso, puede pasar. Basta que alguien (un hacker) quiera buscar el costado vulnerable que uno deja en forma totalmente inconsciente para que lo encuentre.
No quiero decir con esto que toda transacción comercial o financiera esté siendo violada, ni que todas los operaciones con cajeros automáticos o compras con tarjetas de crédito lo sean, o que cada vez que uno usa una laptop o computadora está siendo observado. No. Sólo quiero decir que hay un grupo de personas que tiene acceso a muchas operaciones cotidianas a las que el ciudadano común, como usted y como yo, no les prestamos atención.
Hay sistemas de seguridad que funcionan bien, pero hay que usarlos. Sobre todo, si uno cree que le importa conservar su privacidad. De todas formas, uno ha venido dejando señales y rastros de muchas otras formas sin haberlo advertido en forma consciente. Si alguien quisiera, podría llevar un registro de todas sus conversaciones telefónicas, los números a los que usted llamó, desde qué teléfonos los hizo, descubriendo además desde dónde los hizo, cuántos minutos habló, etc. Puede descubrir también quiénes lo llamaron y desde dónde, y la duración de las llamadas. Pero también, si le interesara, una persona podría saber todo lo que usted consumió y pagó con su tarjeta de crédito, a qué restaurants concurrió, cuánto pagó, qué libros compró, qué películas vio, cuánto pagó de luz, de gas, qué revistas lee, qué diarios lee, qué auto usa, cada cuánto cambia su auto, etc. La lista de huellas que hemos dejado es imposible de borrar ahora.

Tuve una charla con Holman de más de una hora. Le pregunté ¿qué es lo que no puede hacer un hacker? Me respondió con total convicción: “Nada. Si yo tengo las herramientas, el dinero y el tiempo, no hay nada que sea inviolable. Lo que la gente tiene que hacer es no repetir los passwords y cambiarlos con mucha frecuencia, no creer en la seguridad de las páginas web”.
Y siguió: “Pero no hay que volverse paranoico. ¿Por qué habría alguien de seguir a algún o algunos individuos? En principio, los objetivos son otros. Todos los programadores usan para escribir software los mismos ladrillos, como si fueran los bloquecitos de Lego [5]. Si alguno de nosotros descubre una hendija para acceder a una de las construcciones, la va a usar cada vez que aparezca en cualquier otro emprendimiento. Y la variedad no es tan grande: sólo hay tres sistemas operativos que usa la abrumadora mayoría de las personas: las diferentes variantes de Windows, los OS X (que usan las Mac) o Linux. Pero le insisto: yo no quiero decir que esto es lo que yo hago, digo que esto es lo que se puede hacer. Pero para poder hacerlo, hay que querer... y tener los recursos para hacerlo”.

Me dio después algunas respuestas a lo que intuyo es su preocupación, porque es la mía: no pensar que porque uno está conectado vía ethernet está más protegido que si usa una conexión wi-fi. No creer que porque la información que circula aparece encriptada, eso la hace inviolable. Es más segura, pero siempre es violable, si hay alguien a quien le interesa interceptarla.
Pablos me explicó después cómo puede intervenir la conexión bluetooth entre un teléfono celular y un audífono inalámbrico, probando con ¡10.714.295 (más de diez millones) de PINS (o códigos de seguridad) por segundo! Otra vez, en seis segundos la conexión ha sido “crackeada”. Y por lo tanto, todo lo que funcione con tecnología bluetooth puede ser “intervenido” de la misma forma.
Holman me habló de la posibilidad de detectar los pasaportes (que ahora tienen un chip incorporado), o los mensajes de texto que son enviados entre teléfonos o computadoras o lo que fuere.
A esta altura, ya me había convencido. No necesitó más ejemplos.
Para terminar: Holman se encargó sistemáticamente de aclarar que no se trataba de que él (o un grupo cualquiera de hackers) estuviera haciendo ninguna de las actividades que él describía. Pero lo que sí quería enfatizar es que es posible. Después, hacerlo o no hacerlo, es otra historia.

El mundo de los hackers es fascinante. La capacidad creativa que tienen es notable y ciertamente no convencional. Dos ex alumnos míos penetraron en una de las computadoras de la NASA. Dejaron un mensaje: “No queremos hacer ningún daño, sólo mostrarles la vulnerabilidad de los sistemas de seguridad que usan”. ¿Cuál fue la respuesta de la NASA? Los convocó a Estados Unidos y los contrató. Ahora ellos forman parte del grupo de “defensa” de las computadoras que usan los norteamericanos y trabajan desde la Argentina. Y lo mismo sucede con muchísimas grandes empresas que contratan hackers para que los ayuden. Como dice Holman: “Lo que sucede en la mente de un hacker es lo que hace falta para poder inventar y descubrir nuevas posibilidades”.

Moraleja: si usted estaba preocupado por las potenciales invasiones a su privacidad, hace bien. Protéjase entonces. Use diferentes passwords. Cámbielos con frecuencia. Si necesita hacer transacciones importantes, hágalas con gente que entienda..., incluso si tiene que contratar hackers para que lo protejan, hágalo. Pero no tiene sentido volverse paranoico.

Una frase última de Pablos me dejó pensando: “Si a usted lo persigue un oso, su preocupación no debería ser poder correr más rápido que el oso. Le alcanza con correr más rápido que sus amigos”. Traducción: los que buscan vulnerar los sistemas de seguridad tienen peces más grandes para freír que usted. Puede que su turno no llegue nunca, pero no se crea invulnerable.


Notas:
(1) Hacker es la palabra inglesa que sirve para describir a quienes se especializan en acceder a los códigos de seguridad de las computadoras, acceden a ellas afectando la privacidad que supuestamente cada uno de nosotros cree que tiene. Algunos de ellos, quizás la mayoría, pero es difícil saberlo, intentan socializar el software, de manera tal que nadie pueda arrogarse la propiedad intelectual de algo que se escriba para ser usado en una computadora personal. Para Holman, un hacker es aquel que intenta descubrir todo lo que es posible hacer con un objeto que usa tecnología digital.
(2) Si bien la palabra de Holman aparece entre comillas, no se trata de una versión textual de sus dichos porque yo no tenía grabador ni tampoco hay hasta acá una filmación accesible. Pero la esencia de lo que dijo es lo que me importa reproducir en el texto.
(3) Se refiere a las nuevas tarjetas de crédito que tienen un chip incluido y usan la tecnología RFID que permite que usted haga una compra usando la tarjeta sin necesidad de firmar: basta con que un escaner lea su información “encriptada” y que la transmita por radiofrecuencia.
(4) Holman hablaba de los Blackberry o Android o Iphones, etc. Cualquier teléfono celular que funcione como un GPS (Global Position System).
(5) LEGO es una marca registrada de los bloquecitos o ladrillos que los niños (o no tanto) usan para construir desde casas hasta aviones, autos, tractores, etc. En mi época se llamaba Mecano. Ahora son bloquecitos LEGO.

lunes, 1 de agosto de 2011

ADOLFO EMILIO CARLOS KOSTIANOVSKY

Hay personas que quedan vinculadas a nuestras vidas de manera indeleble. Par mí, una de esas personas fue el Gordo Kostianovsky, como lo conocíamos en el barrio y en la Facultad de Ingeniería. En su cédula de Identidad figuraba con el nombre de Adolfo Emilio Carlos, conocido solo por sus familiares más íntimos y algunos de sus amigos más cercanos. Juntos hicimos cotidianamente, el camino de ida y vuelta a la facultad de Ingeniería, en la que él cursaba el 2º cuando yo empecé. Pero, además de la carrera que seguíamos, exitosamente culminada por él y abandonada por mí, a mitad de camino para abrazar el periodismo, otras cosas nos unían. Hijo de periodista - ¡y qué periodista!, escribía muy bien y recuerdo especialmente un informe especial (debe haber sido el primero de una interminable zaga) sobre el Hospital de Clínicas, desnudando tantos sus sacrificados esfuerzos, como las tragedias humanas que cotidianamente se viven en ese nosocomio. ¡Y de eso ya hace 50 años!

Nos unía también el fútbol, aunque él seguía a muerte a River Plate, como toda su familia, y yo al Ciclón de Barrio Obrero, y ambos -asiduos lectores de El Gráfico y Goles- nos enfrascábamos en atrevidos dime diretes sobre el fútbol argentino. Enamorado del ajedrez fue siempre sino el primero, el segundo tablero de la facultad de Ingeniería. Frecuentaba el par de Alfiles, recientemente fundado por ese tiempo, y participaba de los torneos de la Federación. A mi el ajedrez me afectó solo tangencialmente, y no logro Adolfo contagiarme esa pasión.

Lectores ávidos, los dos, nos intercambiábamos libros y revistas, una práctica frecuente en nuestros años jóvenes y que hoy está en vías de extinción. Como yo me había casado muy joven, visitaba a mis amigos del barrio y hasta llevaba a la facultad a mi hija, Sarita, de quien Adolfo se enamoró, y le llenaba de regalitos. Pepa, su hermanita, actuaba de baby sitter cuando los visitaba, mientras juntos hacíamos algún que otro trabajito, ya inmersos en la carrera que seguíamos.

Así fue como un día nos chocamos ‘literalmente’ con el Ing. Fidencio Tardivo- a la sazón gerente de la Ande, en el laboratorio de Resistencia de Materiales. Pregunta va, respuesta viene, nos comento que andaba detrás de dos estudiantes que quisieran realizar unos trabajos de granulometría y pruebas de rotura de hormigón armado, para la construcción de la usina de Acaray, con material extraído del lecho del río Paraná. No cortos ni perezosos aceptamos de cajón y durante un par de meses se nos veía a ambos trabajar horas enteras en un laboratorio cuya utilización estaba supeditada solamente a las horas de cátedra de esa materia.

Así, sin quererlo, nos convertimos en los primeros contratados para un trabajo hidroeléctrico de envergadura, que luego se convertiría en el orgullo del país. Cobramos una suma que equivaldría al menos 10 sueldos mínimos de le apoca, y felices y contentos fuimos a celebrar al Lido Bar, una calurosa mañana de diciembre. Esas mismos resultados fueron utilizados luego en Itaipú, según supimos mucho después…

Pero la vida nos tenía reservadas más sorpresas aún: se enamoró de mi prima, Puppe Pankow y se casaron, ya cuando él era todo un ingeniero, y ella doctora en bioquímica. Fuimos primero amigos, y después parientes. Esa misma vida que nos unió en la juventud fue separándonos en la edad adulta. Nos mudamos, y solo sabíamos el uno del otro, por Pepa, quien comenzó a trabajar en periodismo en 1973, en el flamante Diario Última Hora, dirigida por Isaac Kostianovsky. Ella trabajaba en el área social y cultural, con Ana Iris Chávez de Ferreiro, y a mi Kostia me eligió como el primer jefe de deportes de ese diario, en el que Papu Rojas hacia también sus primeras experiencias como administrador periodístico.

Adolfo fue uno de los primeros que encaró un proyecto de barrios cerrados, asociado con Humberto Rubín, otro de sus grandes amigos. Los primeros emprendimientos tuvieron éxito, pero después parece que la fortuna comenzó a apuntar para otro lado. La sociedad se rompió y el destino lo empujó a él, a mi prima, Puppe y a su familia, a la tierra de sus ancestros. Desde entonces supe poco, casi nada, de él y de la prima. La noticia de su fallecimiento, un 1º de agosto, de 1991 -¡20 años ya han pasado!- me dejo atribulado, y solo a Pepa le pude hacer llegar mi pésame solidario, mi dolor, y mis nostalgias...

Hoy a la distancia, se renuevan los recuerdos, brotan los sentimientos, reverdecen las evocaciones, y parece que fue ayer nomás que caminábamos juntos por las calles de Asunción forjando nuestros sueños, camino de la Facultad de Ingeniería… rumbo a la cancha, o simplemente visitándonos en nuestras casas, fumando un buen pucho, sorbiendo un buen vino y avivando la llama de una amistad que el paso del tiempo ni la muerte han podido quebrantar… ¡Salud!
José María Troche
1º agosto 2011

jueves, 21 de julio de 2011

Homenaje a la selección paraguaya en vísperas de la final

ODA ÉPICA ALBIRROJA


Digan lo que digan Paraguay
ha de seguir ganando, olé ola
Con penales o con maña
seguiremos adelante, ole olá.

Llórenle a su abuela
los de Venezuela
lloren en un un barril
todos los en Brasil.

Muéranse de rabia, métanse en una tina
Paraguay sigue adelante, fuera esta Argentina.
Griten como quieren, coman alcauciles
Paraguay sigue adelante, dijo adiós Chile.

Busquen una trivia,
despidanle a Bolivia.
Hagan syryku,
y griten chau a Perú.

Parece un colador, la defensa de Ecuador
Chau  ballenato y la cumbia, Tambien afuera está Colombia.

Jajaja, que risa que meda
lloran los yagua ry'ái
pero siguen tan campantes
Uruguay y Paraguay.

Canten los charruas, todavía estan a tiempo.
El domingo a la tres, comenzará su tormento
La albirroja esta lista, para empezar el conato
porque si de algo estoy seguro es que paraguay

ganará el campeonato...

viernes, 15 de julio de 2011

Herencia histórica del Liceo de San Carlos

Fundado en 1946, el Liceo de San Carlos fue uno de los colegios emblemáticos de nuestro país, en la primera mitad y años siguientes del Siglo XX. Nació como respuesta de un grupo de profesionales, activos miembros de la Acción Católica paraguaya,  a la corriente positivista y anticlerical, en boga en ese tiempo. Funcionó desde el año de su fundación hasta 1973. Por sus aulas pasaron destacadas personalidades de la vida política, social y religiosa de nuestro país, y  destacadísimos profesores.
Resulta grato evocar los recuerdos que ha dejado en el ámbito estudiantil paraguayo el Liceo de San Carlos, en un tiempo en que numerosos colegios de calificada reputación intervenían en la educación secundaria, más allá de los colegios públicos y confesionales o religiosos.

“Tu nombre nos viene de lejos…”   
“San Carlos, tu nombre nos viene de lejos; llegó de la historia con claros reflejos. Ahuyentas las sombras con luz de tus rayos, tu nombre es blasón, cien por cien paraguayo”, dice la primera estrofa del himno del colegio.     

La historia nos cuenta que el Real Colegio Seminario de San Carlos comenzó a funcionar el 12 de abril de 1783, en la  casona de los jesuitas, cuyos bienes fueron traspasados para el sustento y manutención de la nueva institución. Asistieron a su inauguración el gobernador Pedro Melo de Portugal, el rector Gabino Echeverría Gallo y la participación de la ciudadanía. Fue la primera y única institución de enseñanza superior que funcionó durante el período colonial en nuestra nación.    

Duró poco. El Real Colegio Seminario de San Carlos prolongó su vida hasta 1823, año en que fue definitivamente clausurado por uno de los antiguos catedráticos, el dictador Francia. En ese lapso fue de extrema utilidad para el desarrollo cultural del Paraguay. Los sacerdotes más ilustrados del clero criollo y mucho de los gestores y ejecutores de la independencia.     

Laico con orientación católica   
Liderados por Anselmo Aveiro, un abogado y ex alumno salesiano, un grupo de miembros de la Acción Católica decidió fundar un colegio laico de orientación católica, en el que los jóvenes pudieran educarse en los valores y en la vida. Entre quienes redondearon la idea figuraban: el doctor Mario Luis De Finis, el doctor Enrique Bravard y el profesor Cirilo Cáceres Zorrilla. Eligieron nombrar al colegio con el mismo título de aquel que fue cerrado por Francia, pero se encontraron con la negativa del Ministerio de Educación “porque ese nombre pertenecía al Estado” y el ministro, J. Eulogio Estigarribia, sugirió el nombre con el que se quedó: “Liceo de San Carlos”.    

El doctor Aveiro ejerció la dirección general del colegio y eventualmente tuvo también directores de secciones, como las profesoras Lidia Velázquez, Magdalena Sosa de Erico y Carmen Báez. Durante varios años fue el profesor Dagoberto Viveros el secretario general del colegio. El primer asesor religioso fue el célebre pa’i Pérez (Ernesto Pérez Acosta), a quien reemplazó luego el P. José Nicolao.    

Profesores y ex alumnos   

Hay que recordar que el liceo formaba bachilleres humanísticos y contadores públicos. Con solo repasar los nombres de los profesores que impartieron clases en las aulas del San Carlos puede uno darse cuenta de la jerarquía de la institución: Dr. Hugo González, Dr. Carlos R. Centurión, Julio César Cazal, Sara Cáceres, Irmina C. de Lezcano, Luis Alfonso Resck, Dr. Antonio Ruotti, padre José Nicolau, Ofelia Gómez Bueno, Lic. Clotilde De Finis, Sara Colnago de Benítez, Dr. Enrique Giménez Uriarte y Hernán Viveros.    

Igualmente se cuentan los nombres de la Lic. Gladys S. de Fernández, Astrid Vega Medín, Alicia Bravard, Mamulet Galiano, Pastor Giménez, Dora Galeano, Dra. Nélida Amábile, Dr. José Luis Appleyard, Augusto Cáceres Carísimo, Cirilo Cáceres Carísimo, Prof. Pedro Ruiz, Zipora Kessler, Ángel Sosa Constantini, Prof. Pablo Alborno, Prof. Gómez Sanjurjo, Dr. Roberto Ciccioli, todos del bachillerato, entre otros.    

No se puede olvidar tampoco a los profesores: Víctor Rojas, Carlos Cartes, Célica Lezcano, Martín Llano, Luis Amarilla Fretes, Sra. Porcio de Ramos, Alcides Ferreira, Augusto Cáceres Carísimo, Ethel Stark, Carlos Morínigo Escalante, Domingo Laíno, Beba García, Federico Donna y Nicolás Leoz.    

Primeros  egresados   
Tras los seis años de estudios secundarios, en 1952 egresó la primera promoción del colegio, con la denominación de “Fundadores”, pues la mayoría de los egresados fueron también los primeros inscriptos en el liceo.    

Contadoras: Porfirio Agüero Benítez, Ida Isolina Acosta, Heriberta Bareiro, Rosa Bogarín, Dora Romana Cabrera, Graciela Jara Franco, Ángela Morel Fleitas. Lucio Pérez Gamarra. Fredesvinda Osorio, Consorcia Nélida Román, Carmen Dora Torales, Sara María Tuma. Rito Stmillssen Vera, Noemí Vargas y Julia Vicentina Walder. Bachilleres: Beatriz Acosta Caballero, Luz Elba Acuña, Asunción Arévalo, Teresita del Niño Jesús Guerrero Padin, Fulvia Stella Stefanich y Nelly Stella Taboada. Francisco A. Aguilera. Narciso Alarcón, Tomás Barrios R., Alejandro Bibolini, Juan B. Cassanello, Osvaldo Camperchioli, Atilio Rolando Fernández, Benigno Flecha, José María Galiano V., Luis María Giagni M., César A. Lacarrubba, Braulio Machuca Vargas, Emilio Pallarolas, Luis Alberto Pefaur. Miguel R. Porzio, Anselmo Roca Cuevas. Gustavo Cándido Riego, Fabio Ramón Roa, Eduardo A. Talavera, Carlos María Vázquez y Roque J. Yódice.    

Acto por el bicentenario
Un grupo de ex alumnos del liceo se encuentra organizando un acto patriótico, el 20 de agosto. Será frente al Panteón de los Héroes, donde depositarán una corona de laureles, y rendirán homenaje a los forjadores de la patria.  Desde ya se invita a los ex alumnos a sumarse a esta iniciativa contactando con Hebe de Giménez Rueda, 602-667, y Mirtha Lavigne: 370-094.






lunes, 4 de julio de 2011

Padre nuestro...

No hace mucho pasó el Día del Padre. Un sacerdote redentorista, el P. Humberto Villalba escribió esta columna, que se publicó en ABC Color, el 19 de junio de 2011


“Para nuestros hijos el Día de la Madre es más importante y más festivo“, acostumbran a quejarse, recelosos, algunos padres. La verdadera razón solamente la podríamos encontrar en una mala jugada del corazón. Por otra parte, con un 30% de hijos “sin padres” no podemos caer en la euforia de un “Te Deum” solemne para celebrar a los engendradores de los “hijos del viento“, tirados al azar de la vida.    

Estos papás apenas caen en la sacrílega categoría de “sementales”.    

Papá no es apenas el que engendra la vida, sino el que está dispuesto a consumar la propia para que sus vástagos puedan sentarse, sin rubor, a la mesa del banquete de la dignidad. “El no tiene luego papá“, suelen contestar, con rostro mohíno, las madres sin pareja que se presentan para inscribir a su bebé para ser bautizado... Y cuando se insiste, pues hay que llenar el espacio del nombre del papá de la criatura, comienza la letanía de mentiras alcahueteras: “Que ya se murió luego, que está en Buenos Aires, que nunca luego le conoció al papá del bebé....”. El papá de nuestro génesis, el que nos formó del polvo de su amor y sopló sobre nosotros el aliento de su vida para formarnos a su imagen y semejanza y que con el sudor de su frente se hace el pan nuestro de cada día, ciertamente comparte las fibras más íntimas de nuestro amor y gratitud. Este padre nuestro que, si bien está en la Tierra, es un fiel reflejo del Padre Nuestro que está en los cielos.    

Se critica con suma ligereza la falta de autoridad de los “papis modernos”. En realidad la autoridad paterna debe funcionar como el gran “ecualizador” de la armonía familiar. Tampoco se trata de un derecho adquirido para maltratar y sojuzgar a los hijos como un caprichoso desahogo personal. Debe ser, más bien, un servicio, una disponibilidad y apertura. El papá ejerce su autoridad cuando se abre al diálogo, a los intercambios de pareceres, pero sin transigir por debilidad ni capitular de sus legítimos derechos. Triste es el hogar donde el papá abdicó de su trono de “rey” porque ha hipotecado su “cetro y su corona” por el mezquino precio de sus deslealtades. Hoy celebramos el Día del Padre con la misma alegría y gratitud que celebramos el de la madre. Es el padre nuestro que si bien está en la Tierra, nos adquirió el traje de nupcias que nos permite gozar del banquete de la vida.

viernes, 1 de julio de 2011

DANZA CON LOBOS...

Mi amigo “Lobo” Martínez, pianista sensacional y olimpista mortal, escribió estas lineas sobre el “Flaco” Diarte. Vale la pena leerlas para conocer algo mas de ese extraorfdinario futbolista recinetemnte desaparecido. 
Vale la pena. Leanlo.

El día 29 de junio muy temprano, recibí el llamado de mi hijo mayor contándome la ingrata noticia del fallecimiento de quien fuera extraordinario jugador del Olimpia y gran amigo Carlos "Lobo" Diarte. La noticia llenó de tristeza la fría y gris mañana de invierno, como si el cielo también se pusiera a tono con el tremendo impacto de su partida sin retorno....lo que son las cosas, un día antes dejaba este mundo otro grande del futbol, Jorge Adalberto Escobar. Dos grandes protagonistas de jornadas inolvidables, jugando por sus clubes y en el seleccionado nacional.

La sorpresa no fue menor por haberme enterado de su dolencia a través de una nota que se publicó unos días antes....no quise pensar que el cáncer estaba en la etapa terminal.
Los programas de radio del mediodía llenaron sus espacios recordando pasajes de la meteórica carrera de Carlos "Lobo Martínez" Diarte (noten la similitud de nombres) a quien por exigencias de la liga española y para no ocupar plaza de extranjero, le encontraron la vuelta cambiándole el apellido....nunca supe si Martínez fue su apellido paterno ya que, tengo entendido, nunca lo conoció....se había criado solo con su madre doña Julia Diarte. 

Diarte llega a los 16 años a la división superior de la mano del director técnico Benjamín Fernández. Una hecho sorprendente y poco común envuelve esta situación que pasaré a recordar.
En aquel entonces había 5 divisiones en la Liga. La primera división, la cuarta, la juvenil, la infantil y por último la división cadetes. En la juvenil del Olimpia había un goleador implacable llamado Miguel Ángel Torres que se cansaba de hacer goles en esa división. Cuando todos los olimpistas esperábamos verlo en la primera (que era lo absolutamente lógico) el técnico "hace subir" al goleador de la división infantil, un chico de 16 años llamado Carlos Diarte.

Imagínense lo sorprendente e inédito de este hecho....sobre todo porque Torres era también un gran goleador!!!......la sorpresa por un lado y la desilusión de Miguel Torres por el otro.....el chico se sintió muy desmoralizado y nunca pudo trascender en Olimpia, donde (después de la transferencia de Diarte al Zaragoza español) alternó jugando algunos partidos sin marcar diferencias....terminó yéndose del club y recaló con algún éxito en Sol de América y Libertad.....son las cosas del destino, en realidad no sé si algún memorioso pudiera aportar más datos sobre este hecho.

El debut de Carlos Diarte se produjo una calurosa tarde de domingo en Para Uno. Asistí bastante temprano, como siempre acompañando a mi padre que acostumbraba a ir a la cancha para ver la cuarta, el estadio se encontraba repleto de gente que quería ver en acción al chico de 16 años....algunos nos mostrábamos escépticos, sin confiar demasiado en ese delgado jugador con físico de niño de primaria.....lo llamamos El Flaco al principio. Recuerdo algunos nombres de quienes integraban el Olimpia: Apolinar Gimenez,Américo Godoy, Pedro Molinas,Nestor Benítez, Eliseo Gaona, Benicio Ferreira,, Crispín Verza, Lorenzo Giménez entre otros.

El rival era River Plate que tenía en sus filas a grandes jugadores como el argentino Tremonti en el arco, Juan Vicente Lezcano, que lo tuvo a patada limpia, Nestor Sanguinetti y otros. En un descuido de Juan Vicente y, tras sortear un tremendo guadañazo del mismo, ese chico de 16 años hacía estallar a la multitud....no puedo recordar si se produce primero el gol de Diarte y después el 2o de Lorenzo Giménez (con la mano).....importa algo eso?....si todos fuimos a ver el gol del Flaco Diarte!!!!

El apodo de “Lobo” le ponen porque en San Lorenzo de Almagro jugaba por entonces el “Lobo” Fisher, un tremendo centrodelantero acompañado de monstruos como "bambino" Veira, la oveja Telch, Buticce, Veglio, Pedrito González y otros. Denominados"Los Matadores" lograron el campeonato argentino del 68 en forma invicta.

Dicen que fue un compañero del Olimpia, Mario Rivarola, quien le puso ese mote, copiado (como la mayoría de los apodos de los jugadores paraguayos) de leer tantas revistas El Gráfico.

Lo conocí en el 87 cuando retornó para jugar su última temporada con el club que lo vio nacer, el glorioso e inigualable Olimpia....venía soportando una lesión crónica en la rodilla, producto de la alevosa y artera patada de Jaén, un defensa español del Sevilla, que  lo lesionó cuando estaba en su mejor momento, llevaba 11 goles en siete partidos. Él solía recordar esta acción desleal que marcó un antes y un después….no obstante, aguantó para salir campeón ese año y marcar (no estoy seguro de este dato) su último gol ante nuestro eterno rival…una obra de arte, un verdadero golazo que todavía lo tengo en la retina….arco sur del defensores, fue el de la despedida, la última vez que lo vi en un campo de juego.

Había venido del Saint Etiene de Francia acompañado de su segunda esposa Muriel. Compartimos inolvidables e interminables peñas, que dieron origen a la grabación de un material con casi todos temas de su autoría. Nos solía acompañar un gran amigo común, el Dr. Juan Carlos “Ñeco” Chaparro Abente a quien conoció estando en Francia, el mismo que en sus tiempos libres sigue deleitando con su canto. Ñeco es sobrino del gran poeta compatriota Dr Carlos Federico Abente.

Me queda la satisfacción de haber conocido a un extraordinario deportista y excelente ser humano…..lo recuerdo escribiendo esta desordenadas y muy mal redactadas líneas, con mucha emoción y afecto, sin tristeza…como a él le hubiera gustado….cuantas veces me preguntaron si eramos primos….

Les envío la foto que nos tomamos en el camarín después de ganar su último clásico, en ella también aparece Gerquin Daniel, otro gran amigo cantante y olimpista….la misma es una cortesía del periodista Robert Singer…..no mas palabras, para qué? Es la imagen que quedará en mi corazón, no la de las últimas fotos, donde aparece con los visibles deterioros físicos producidos por la implacable enfermedad. 

Carlos "Lobo" Diarte ya descansa en paz….estoy seguro que esté donde esté siempre habrá cerca una guitarra, una pelota o un piano….no ha de faltar un tema recién compuesto dedicado a algún amor de juventud o algún despistado que nos proponga realizar una nueva versión de la película “Danza con lobos”…...

jueves, 30 de junio de 2011

Carlos Diarte, la leyenda...

Pasó por el fútbol paraguayo como una ráfaga de entusiasmo juvenil, mostrando en el campo de juego una potencia inusitada, una gambeta indescifrable, y un cabezazo mortal. Tenía apenas 16 años, cuando asomó en la primera de Olimpia,  para quedarse apenas un corto tiempo, pues todo hacia suponer que su futuro no era de esta tierra sino del primer mundo.

Y así fue. El “Flaco” Diarte se convirtió en “Lobo” y su fútbol se transformó en magia. Sí. Esa magia que llena los ojos, que deja con la boca abierta, que graba de manera indeleble en la retina aquella jugada que nunca podremos olvidar.    

Para hablar de su carrera, se tiene que mencionar primero a la selección, porque fue esta, tanto la Juvenil de 1971, como las de mayores que integró en forma continuada hasta 1973, y a partir de allí comienza su exitosa carrera en el fútbol español. Cerró su campaña internacional, defendiendo de nuevo la albirroja, en las eliminatorias de la Copa del Mundo, para España 82.    

Tenía apenas 16 años cuando debutó en el Decano, en 1970, y al año siguiente, con 17  recién cumplidos, integró, como capitán, la selección juvenil que logró el campeonato sudamericano de 1971, jugado en Asunción. 

El “Lobo” ese mismo año se estrenó en la selección absoluta y en 1973 se alineó en las eliminatorias para el Mundial de Alemania, y más tarde, en 1981,  fue llamado para jugar nuevamente en  la selección adulta en  el selectivo del 81, contra Ecuador y Chile.    

Después de las eliminatorias de 1973 se marchó a España, y se enroló al Real Zaragoza, de esa ciudad, donde alcanzó sus mejores momentos, junto con otros dos paraguayos: Saturnino Arrúa, goleador del equipo, y Felipe Santiago Ocampos. Permaneció en el club hasta 1976 cuando fue adquirido por el Valencia, en una transferencia récord en aquella época (1.000.000 de dólares), para integrar una delantera de ensueño junto a Mario Kempes y Johnny Rep (holandés). Duró allí hasta 1979 cuando pasó al Real Betis Balompié hasta 1983 para recalar, por último, en Saint Ettiene francés, hasta el 85. Volvió a Paraguay, y en 1985 volvió a vestir la casaca de Olimpia, coronando la misma tal como empezó en 1971: campeón.    

Como entrenador actuó en el Valencia, Atlético de Madrid B, Salamanca, el Gimnástic de Tarragona (2002), así como el Guaraní, con el que fue subcampeón en 1995. En el 2009 se hizo cargo de la selección de fútbol de Guinea Ecuatorial y en pleno ejercicio de esta función le detectaron el cáncer, que lo llevaría hasta la muerte.    

Carlos Diarte nació en Asunción el 26 de enero de 1954 y grabó varios temas musicales, recopilados en un CD, y se conocen actuaciones en radio y TV, y sobre todo en una función de Gala, en Valencia, en las Navidades de 1976. Además, tiene registradas unas doscientas composiciones literarias.    

Para el fútbol paraguayo su partida sin retorno supone una gran pérdida, pero como los ídolos no mueren, sino que se convierten en leyenda, muchos de quienes lo vieron jugar se encargarán de que las nuevas generaciones conozcan un poco más de todos aquellos que forjaron la grandeza del fútbol de nuestro país.

viernes, 24 de junio de 2011

Feliz cumpleaños, ¡Gran Ciudad!

CIUDAD NUEVA CUMPLIO 67 AÑOS


De la docena de clubes que existían, años atrás, dedicados exclusivamente a la práctica del básquetbol, léase Trébol, Rowing, Sport Unión, Manduvirá, Atenas, Deportivo Gastón, entre otros, el único al que no logró tumbar las exigencias del tiempo es el Atlético Ciudad Nueva, que el pasado sábado, 18 de junio, cumplió 67 años de vida. Con una comisión directiva totalmente renovada. Ese día, un grupo de jóvenes del Barrio Ciudad Nueva se reunió en la casa familiar de Luís Peralta Báez y lo que venía barajándose desde hacia bastante tiempo se hizo realidad: fundar un club deportivo, al que le pusieron el nombre del Barrio.

Eso acontecía el 18 de junio de 1944, y desde entonces, el Club Atlético Ciudad Nueva, que así se llama, incursionó con fuerza en el ámbito deportivo paraguayo., Primero, en la canchita de Santa Fe y 25 de Mayo donde a duras penas cabía la cancha, más unos metros a los cuatro costados para el público, y un par de habitaciones que hacían de vestuario. Allí se forjaron los grandes del básquetbol femenino y masculino del Paraguay, que le dieron tantas glorias no solo al club y a la misma selección. Pero no solo de básquetbol vivió el club, ya que “Ciudad” fue miembro fundador de la federación Paraguaya de Fútbol de Salón y uno de sus primeros campeones, y activo militante de la Federación de Atletismo, cuyo atleta, Héctor Viedma fue casi invencible en carreras de fondo y semifondo.

Pero, sin duda que en el básquetbol radicó su popularidad. Dos de los máximos referentes del baloncesto paraguayo nacieron, jugaron y siguen palpitando con Ciudad Nueva: Antonio “Chitón” Zappatini, campeón de Cúcuta, y Edith “Mami” Nunes Vera. Eran los tiempos en que Ciudad Nueva arrasaba en el básquet femenino, llegando a hilvanar seis títulos consecutivos, hasta que en 1962, concluido el campeonato sudamericano ganado por Paraguay, Tito Salomón adquirió en exclusividad el “pase” de Edith, quien pasó a jugar en el equipo de las casadas. Prefirió jugar el partido más importante de su vida, y abandonar su pasión. Los varones tardaron algo más. Y llegado el momento, lograron dos tri campeonatos: 63-65 y 67-69, más un bicampeonato, en 1974 y 1975, para alcanzar su última corona en 1984

Hoy una nueva y joven Comisión Directiva dirige los destinos del club. Electa en la asamblea del 15 de setiembre, la encabeza Igor de Melo, otrora basquetbolista, hasta hace poco árbitro y al frente del club de sus amores, el de sus padres, de sus hermanos. Lo acompañan compañeros que compartieron glorias y decepciones, tristezas y alegrías, en otro tiempo, no lejano: Manuel Gadea, vicepresidente; Miembros titulares: Gustavo Castro, Miguel Solís, Hugo Jiménez, Esteban Vera y Félix Valenzuela; Miembros suplentes: Jorge Peralta y Eligio Ayala. Síndico titular: César Cardozo. Suplente: Francisco Giménez. Tribunal Electoral Independiente. Titulares: Carlos Alberto Sosa, Ángel Vega, Pascual Florentín. Suplente: Rodrigo Mereles.

Estos pretenden mirarse en el espejo de los grandes con construyeron el Ciudad como Alejandro Gaona o Veymar Moreira Nunes Vera, ex presidentes fallecidos este mismo año, o los fundadores: Arnulfo Quintana, Pedro J. Gavilán, los hermanos Mamerto e Hilario Castro, Alejandro Gaona, Diómedes Duarte, Juan B. Caballero, un señor Ortúzar, y Luis Peralta Báez, quienes supieron engrandecer al club. Recuerdan con afecto y gratitud a don Luis Fernández (cuyo nombre lleva el estadio) quien adquirió el predio actual y lo donó al club.

La fecha fue recordada en el marco de una cena, en la que cerca de dos centenares de socios, muchos de ellos alejados durante año, concurrieron a recordar viejos tiempos, y sumar apoyo a los jóvenes empeñados en resucitar las gloriosas épocas del “gran Ciudad”…

martes, 14 de junio de 2011

Roberto Acuña: torazo en rodeo ajeno

Publicado en el suplemento deportivo de abc color, el lunes 13 de junio de 2011

El día que vistió la albirroja, por primera vez, cambió su historia, cambió su vida y cambió su piel. Aunque nacido en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, el 25 de marzo de 1972, por sus venas ya corría la sangre paraguaya de sus padres, y su talento innato para jugar al fútbol se surtió de la habilidad de su terruño adoptivo, el mismo que acunó las maravillas de Arsenio Erico. Hasta se podría decir que Avellaneda le devolvió al Paraguay un heredero del gran Arsenio.

Por esas cosas de la vida, recaló en el Paraguay con su familia hacia finales de la década del ’80, y con sus jóvenes 16 años se enroló en filas de la gloriosa Academia, claro, el club de Erico. Allí, tras la necesaria pasantía por las divisiones inferiores, debutó en la primera división en 1992, y ya entonces se hizo notar por su habilidad para el manejo de la pelota, por su buena pegada y por su marca implacable en el medio campo, lo que no le impedía llegar al gol. Como ahora. O si no, que lo digan Cerro Porteño y Olimpia…

A la hora de formarse la Selección nacional para la Copa América de Ecuador, en agosto de 1993, no fue tenido en cuenta por Cayetano Re, aunque sí lo hizo Valdir Espinoza cuando a finales de ese mismo año lo llamo para formar parte de la selección para las eliminatorias del mundial USA 1994. Esa eliminatoria es recordada por dos acontecimientos: uno, porque Espinoza abandonó el barco, dos fechas antes de concluir la serie, y segundo, porque el día en que Colombia goleaba 5-0 a la Argentina, Paraguay no supo, o no pudo (es más o menos lo mismo) derrotar a Perú, en Lima, lo que le habría permitido jugar el repechaje con Australia.

Ya Acuña mostraba desde aquel entonces que era “Toro en su rodeo, y Torazo, en rodeo ajeno” como tantas otras veces a lo largo de sus 98 partidos en los que fue titular indiscutido de la Selección. Los dos últimos fueron la manera que encontró el fútbol paraguayo de decirle “gracias” a su gran jugador, y permitirle ingresar al exclusivo club de aquellos jugadores que en el mundo entero han sido internacionales 100 o más veces. Se suma así a Denis Caniza y a Carlos Gamarra que llegó a jugar 110 encuentro con la albirroja.

Si nos referimos exclusivamente a la Selección, debemos recordar el gol que le marcó a Argentina, en las eliminatorias de Corea-Japón 2002, en la cancha de River, emulando a Chilavert, que también había empatado el partido, en esa misma cancha cuatro años atrás. Su esfuerzo y el de sus compañeros, fueron insuficientes para impedir el gol de oro que nos dejó fuera del mundial de Francia, en Cuartos de Final, pero en descargo hay que decir que fue contra el local y campeón del mundo…

Su paso por la selección es inolvidable, como también lo ha de ser esto que nos mostró, en los últimos años, cuando ya todos lo creíamos acabado, y apenas dispuesto a jugar partidos de veterano. Convocado por Gamarra, Arce y Puchi Ruiz Díaz, sus compañeros de tantas rutas peloteras con la albirroja, mostró porqué a lo largo de su carrera fue figura, no solo en nuestro nacional de principios de los años 90, o de este Rubio Ñu, de talentosos jovencitos, que viendo el ejemplo del “Toro”, sintieron correr por sus venas la misma pasión que Acuña pone en todas sus intervenciones.
Y lo demostró también a lo largo de 15 años de recorrer canchas del mundo con Argentinos Juniors, adonde lo transfirió Nacional después de las eliminatorias de 1993 por la friolera de 500.000 dólares. Y de Argentinos Juniors, siguiendo la ruta de Maradona, se fue a Boca, para brillar con la misma intensidad, que luego mantuvo en Independiente, devolviendo al terruño de Avellaneda que lo vio nacer, su capacidad y calidad futbolística. Allí ganó la súper copa sudamericana, con el Rey de Copas de América.

Estaba cantado que su siguiente paso era el viejo mundo, y otro club que guarda gratos recuerdos paraguayos, como el Real Zaragoza, lo tuvo en sus filas a lo largo de cinco temporadas, haciendo a los “maños” recordar a los “paraguayos” de los años 70: Arrúa, Diarte y Felipe Santiago Ocampos, o al exquisito “Tacuara” Amarilla, que de allí dio el salto para llegar al Barcelona.

El periplo futbolero del “Torazo”, prosiguió por tierras de la Madre Patria, y recaló también en el Elche, el mismo de Cayetano Re, Juan Carlos Lezcano y Juan Ángel Romero, y el Deportivo la Coruña donde alguna vez militó el compatriota Juan Ayala, aquel de Cerro Porteño. Cuando ya el tiempo obligó el retorno, se resistió a dejar el futbol y retornó a la Argentina, para jugar un tiempo en Rosario Central, en 2006 y después regresar a nuestra patria. Olimpia lo vio pasar sin que pudiera demostrar toda su valía y cuando abandono las canchas en 2007, creímos que era el tiempo del adiós.

Pero este “torazo” todavía tenia reservado lo mejor de su repertorio, antes de colgar los botines. Y las muestras fueron ofrecidas en envoltorio de lujo, como esos dos maravillosos goles ante los más pintados del futbol paraguayo, que se convirtieron en otros tantos triunfos rutilantes, de este Rubio Ñu de hoy, conducido por sabios del fútbol.
A quienes los seguimos a lo largo de toda si carrera, quienes disfrutamos de inolvidables tardes de futbol, con  su presencia en la selección y en los clubes que le cupo jugar, solo podemos decir ¡gracias¡ y quiera Dios que el día en que cuelgue definitivamente los botines, se convierta en un gran maestro, que de esos necesita y mucho el futbol paraguayo, para no seguir dependiendo de “expertos” foráneos…

jueves, 9 de junio de 2011

Festejo bicentenario, en el día aniversario

Es curioso, pero el año en que Nacional volvió a saborear las mieles de un campeonato, en el Torneo Clausura de 2009, se habían cumplido exactamente 100 años de su primera conquista, en la historia del futbol paraguayo. Y este año, el logro obtenido el pasado domingo, por el Torneo Apertura, en el marco de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia de la Patria, se concretó otros cien años después del segundo, logrado en 1911. Y ese fue, como todos saben, el año del Centenario de la revolución de Mayo, aunque no hubo festejos. Cuartelazos, asonadas y revoluciones postergaron la fiesta hasta 1914, cuando los ánimos, las aguas y las pasiones se calmaron un poco.

Y un hecho más se suma a la conquista tricolor de este año: ocurrió el día en que Nacional celebraba sus 107 años de vida institucional, motivo demás para festejar largamente esta conquista.

A la sombra del Yvapovo

Vale la pena aprovechar estas circunstancias para rememorar algunas cosas que hacen a la vida del club. Este fue fundado el 5 de junio de 1905 bajo la sombra de un gigantesco Yvapovo, que prestaba su frescura para as calurosas siestas del estío, ene la esquina de la Avenida Colombia (años después renombrada como Mariscal López) y Brasil, que una furiosa tormenta derribó, en los años ’80, día en que –además-desapareció una artística placa de bronce que recordaba su fundación. Allí se reunió un grupo de jóvenes para dar vida a un nuevo club.

El nombre de la Institución fue elegido por sus fundadores, en homenaje y reconocimiento a la institución educativa en la cual cursaban sus estudios: el histórico Colegio Nacional. El hombre que nucleó a ese bravo conjunto de estudiantes deportistas fue Alejandrito Deluden, a quien su padre, en premio a sus estudios, había obsequiado un equipo completo de fútbol, incluyendo los arcos, que había traído de Buenos Aires.

Su primer presidente fue el señor Víctor A.  Paredes Gómez y suscribieron el acta fundacional los jóvenes: Ángel Molinas, Adolfo Viveros, Sergio Mazó, Víctor Paredes, Blas Gutiérrez, Maximiliano Cardozo, Fernando Urdapilleta, Irenarco Candia, Octaviano Rivarola, Teodoro  Decoud, Raúl Pereira Ortiz, Pedro Cáceres, Carlos Frutos, Roque Encina, Pedro Galli Valdovinos, Manuel Viveros, y Alejandro Deluden. La reunión se llevó a cabo en la casa del joven Ángel Molinas, sobre la calle Brasil número 142,  en cuya esquina ya existía el viejo Yvapovo, a cuya sombra deliberaron los muchachos antes de ingresar en la mencionada casa. Así nació la gloriosa «Academia».

Canchas y camisetas

La primera casaca del Nacional fue totalmente blanca y luego fue adoptada la verde y blanca a franjas verticales. Recién muchos años después, el homónimo Club Nacional de Montevideo le obsequió un juego de camisetas, sustituyendo el escudo azul y blanco por el tricolor que hasta hoy los albos llevan en el pecho. Su  primera cancha estaba ubicada en la Quinta Steward, sobre la calle Salinares, actual Avenida Perú. Luego del fallecimiento de su propietario, el Dr. Guillermo Steward, el Nacional se trasladó a la «Curva San Miguel», donde el terreno era malo y obligó al club a seguir trajinando hasta llegar a «Laguna Paute».

Siempre deambulando,  los alegres muchachos llegaron a un lugar próximo a la Estación Tacumbú para finalmente,  y con gran sacrificio, lograr adquirir un predio propio en la calle Iturbe y Cuarta Proyectada, que el público denominó la «Cancha de los Eucaliptus», donde tantas páginas gloriosas escribió la inmortal Academia. Fue allí donde jugaron Arsenio Erico y sus hermanos. El predio actual fue adquirido en el año 1938 y más tarde fue denominado, con justicia, Estadio Arsenio Erico.

Precisamente en esa época, el Club fue compelido a cambiar de nombre, en virtud de un decreto que prohibía la utilización de ese vocablo a instituciones que no eran estatales. Nacional obtuvo a su favor una excepción, y conservó el nombre con el cual fue fundado.

Las horas de gloria

Su primer campeonato lo obtuvo en 1909, tras superar en un partido final con Libertad, el 21 de noviembre de ese año. Ambos equipos llegaron empatados en 15 puntos, uno más que Olimpia que resignó la punta, en la última fecha. El partido final fuer arbitrado por William Paats. Cuenta la historia que “El Capitán del Nacional, señor Bernardo Samaniego, ganó la suerte de jugar en el declive y el viento a su favor. Nacional: goal, J. Silva; backes, D. Samaniego y J. Erico; halves, C. Pruyel, B. Samaniego y Velazco; forwards; G. Ferreira, C. Molinas, Pedro Rodríguez, J. Erico y C. Erico. El Capitán del Libertad formó su team del siguiente modo: goal, Olmedo; backes, Anselmo Rodríguez y Epifanio la Fuente; halves, José Otazú, C. Otazú y Rafael Rojas; forwards, Medina, Villamayor , Ignacio Medina, Andreani y J. Prieto”. Nacional se adelantó en el marcador con dos goles de Ferreira antes de los 10 minutos de juego. Libertad descontó por medio de Medina, pero después Rojas tiró afuera un penal. En el segundo tiempo, Molinas anotó un gol más para Nacional que se impuso, finalmente, por 3-1.

En el año del Centenario de la Independencia, también fue Nacional el campeón. Fue un año de revueltas y asonadas, que le costó la vida a Adolfo Riquelme, inspirador de la Liga Paraguaya de Futbol, asesinado el 17 de marzo de 1911. Su cadáver nunca fue encontrado. Ese año dejo El Mbigua de participar en los torneos de fútbol y se anota como curiosidad histórica y única, la actuación de una mujer en filas de Nacional, hecho que no fue advertido el día del partido, pero que después fue prohibido. Fue el 20 de julio de 1911, en un partido contra Olimpia. Según la Web de Nacional, dicha señorita se llamaba María Antonia Martínez.

Pasaron los años, y Nacional volvió a brillar en los años de 1924 y de 1926. Desde entonces, pasaron unos cuantos año alcanzar nuevos títulos, como los de 1942 y 1946. De aquí en adelante, tuvieron que pasar 63 años y 100 del primer titulo, para que los albos del Siglo XXI volvieran a sentir en la piel la gloria de ser campeones, tal como ocurriera el domingo pasado, en una electrizante definición.

Por el título, por el cumpleaños, y por el bicentenario: ¡Salud, Salud, Salud!






lunes, 6 de junio de 2011

Con chapa de favorito

La Albirroja 
Pocas veces en la historia, por no decir nunca, la selección Paraguay concurrió a un campeonato sudamericano como candidato o favorito. La primera vez en 1979, cuando Olimpia ganó la Copa Libertadores de América, y otros equipos, como Cerro Porteño y Libertad, contaban con equipos respetables. Esa vez, Paraguay fue campeón. Volvió a recibir el favoritismo de todo local, en la única Copa que se jugó en el Paraguay, en 1999, cuando fue eliminado en semifinales por la bisoña escuadra uruguaya que perdió la final con un Brasil intratable. Esta vez la banca fue punto.

Pero las eliminatorias y la misma Copa del Mundo de Sudáfrica, apenas el año pasado, mostraron a un futbol paraguayo aferrado a su tradición, pero liberado de todo tipo de presiones y capaz de jugar de igual a igual con cualquier selección del mundo. O si no, que lo digan los campeones anteriores, Italia, al que dejaron fuera de la pelea, y a la mismísima furia española, que tuvo que recurrir a sus mejores artes para pasar nuestro escollo, y enderezar el camino hacia la Copa. Y si no hubiera sido por el penal que “Tacuara” Cardozo no supo convertir, otra hubiese sido la historia.

Esa misma historia es la que respalda a esta selección que en su estructura básica mantiene la misma formación que brilló en Sudáfrica, con algunos recambios exigidos por las circunstancias y por el inexorable paso del tiempo. Pero el equipo está allí. Dispuesto a mostrar lo que vale. Y los nombres no son muy diferentes a los que hicieron tan buen papel en el mundial: Villar sigue en el arco. Verón, Da Silva, Alcaraz y Aureliano serán los cuatro del fondo, salvo por alguna cuestión táctica se decida cambiar de esquema. Barreto, Ortigoza, “Topo” Cáceres y Riveros son los titulares del medio campo, y donde además hay numerosas variantes posibles, con las reservas que quedan.

Y adelante, la cuota de gol esta garantizada por los más de 40 tantos marcados en conjunto por Lucas Barrios y "Tacuara" Cardozo, sin olvidar el potencial de Roque Santa Cruz, el renacimiento de Nelson Haedo, en la liga española, y la contundencia de Santander en el futbol francés.

Sí Señor. La albirroja bajará a Buenos Aires con chapa de favorita. Y está dispuesta a probar que no le endilgaron la candidatura en vano. Ya lo verán. Falta poco. Y quien quiera llevarse la Copa, tendrá que disputársela, mano a mano, con los vestidos de rojo y blanco. ¡Salud!