jueves, 30 de junio de 2011

Carlos Diarte, la leyenda...

Pasó por el fútbol paraguayo como una ráfaga de entusiasmo juvenil, mostrando en el campo de juego una potencia inusitada, una gambeta indescifrable, y un cabezazo mortal. Tenía apenas 16 años, cuando asomó en la primera de Olimpia,  para quedarse apenas un corto tiempo, pues todo hacia suponer que su futuro no era de esta tierra sino del primer mundo.

Y así fue. El “Flaco” Diarte se convirtió en “Lobo” y su fútbol se transformó en magia. Sí. Esa magia que llena los ojos, que deja con la boca abierta, que graba de manera indeleble en la retina aquella jugada que nunca podremos olvidar.    

Para hablar de su carrera, se tiene que mencionar primero a la selección, porque fue esta, tanto la Juvenil de 1971, como las de mayores que integró en forma continuada hasta 1973, y a partir de allí comienza su exitosa carrera en el fútbol español. Cerró su campaña internacional, defendiendo de nuevo la albirroja, en las eliminatorias de la Copa del Mundo, para España 82.    

Tenía apenas 16 años cuando debutó en el Decano, en 1970, y al año siguiente, con 17  recién cumplidos, integró, como capitán, la selección juvenil que logró el campeonato sudamericano de 1971, jugado en Asunción. 

El “Lobo” ese mismo año se estrenó en la selección absoluta y en 1973 se alineó en las eliminatorias para el Mundial de Alemania, y más tarde, en 1981,  fue llamado para jugar nuevamente en  la selección adulta en  el selectivo del 81, contra Ecuador y Chile.    

Después de las eliminatorias de 1973 se marchó a España, y se enroló al Real Zaragoza, de esa ciudad, donde alcanzó sus mejores momentos, junto con otros dos paraguayos: Saturnino Arrúa, goleador del equipo, y Felipe Santiago Ocampos. Permaneció en el club hasta 1976 cuando fue adquirido por el Valencia, en una transferencia récord en aquella época (1.000.000 de dólares), para integrar una delantera de ensueño junto a Mario Kempes y Johnny Rep (holandés). Duró allí hasta 1979 cuando pasó al Real Betis Balompié hasta 1983 para recalar, por último, en Saint Ettiene francés, hasta el 85. Volvió a Paraguay, y en 1985 volvió a vestir la casaca de Olimpia, coronando la misma tal como empezó en 1971: campeón.    

Como entrenador actuó en el Valencia, Atlético de Madrid B, Salamanca, el Gimnástic de Tarragona (2002), así como el Guaraní, con el que fue subcampeón en 1995. En el 2009 se hizo cargo de la selección de fútbol de Guinea Ecuatorial y en pleno ejercicio de esta función le detectaron el cáncer, que lo llevaría hasta la muerte.    

Carlos Diarte nació en Asunción el 26 de enero de 1954 y grabó varios temas musicales, recopilados en un CD, y se conocen actuaciones en radio y TV, y sobre todo en una función de Gala, en Valencia, en las Navidades de 1976. Además, tiene registradas unas doscientas composiciones literarias.    

Para el fútbol paraguayo su partida sin retorno supone una gran pérdida, pero como los ídolos no mueren, sino que se convierten en leyenda, muchos de quienes lo vieron jugar se encargarán de que las nuevas generaciones conozcan un poco más de todos aquellos que forjaron la grandeza del fútbol de nuestro país.

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