viernes, 18 de junio de 2010

La Patria y el fútbol

Alguna vez tenía que ocurrir… y ocurrió. El caso Santana demuestra, claramente y una vez más, que el fútbol no es la Patria y lo que esta en juego no es el prestigio de un país (aunque pueda contribuir a mejorarlo) si no el de una asociación de fútbol. En realidad y esto se sostiene desde hace mucho tiempo, los campeonatos mundiales de fútbol reúnen a las selecciones nacionales de los países que componen la FIFA y nada más.
Santana, hay que decirlo, no es más que una víctima del exitismo, de la ambición de lograr a resultados cualquier precio, exponiendo al ser humano a una situación ambigua como es el de la doble nacionalidad. Es decir: para todos los efectos normales de la vida de un hombre, Santana es argentino. Para la FIFA y para la APF, es paraguayo. Como dice Herken: duele decirlo…
De todas las nacionalizaciones que se han hecho en la administración del fútbol la de Ever Hugo Almeida es un caso único. Vino joven de su Uruguay natal, hizo toda su carrera aquí, se afincó aquí, se adaptó a nuestro estilo de vida y decidió quedarse a vivir aquí.
En los demás casos las cosas no funcionaron así. Se “descubrió” a un jugador potable para la selección y se apuraron las gestiones para la nacionalización. Esta gestión que, en los casos de personas normales requiere tiempo y requisitos legales para adoptar una nueva nacionalidad, entre ellos el de la residencia. Muchas veces hasta la Ley y las autoridades pertinentes, contribuyen tambien a “agilizar” todos estos trámites, en aras del “patriótico” beneficio del fútbol.
Entiéndanme bien: no estoy contra el fútbol ni contra la APF ni contra la FIFA. Estoy a favor de que se hagan las cosas correctamente, sin provocar traumas ni fricciones ya sea a los protagonistas directos como a los indirectos, que somos nosotros. Y que cuando ocurra algo como lo que está pasando con Santana, que se asuman las responsabilidades y se aclaren los entuertos. En este asunto, todos metimos la pata. Por culpa de un “sincericidio” a lo mejor involuntario y mal entendido.
Y… otra cosa: el fútbol, en todo el mundo, se dio el lujo de recortar a su antojo los himnos nacionales de todos los países del mundo. Es hora de poner coto a esto. El himno (los himnos, en realidad) se cantan completos, o no se cantan. No se puede jugar alegremente con un símbolo nacional. En todo caso, cada país tiene alguna canción o marcha mucho mejor identificables con los mismos, que podrían usarse como expresión de la música nacional.

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