Estuvimos en el sepelio de Arsenio Dionisio Valdez. Lejos de la grita multitudinaria de los años ’70, el otrora catalogado como maestro del futbol, se fue en paz. Con el silencio respetuoso de su familia, re sus amigos, de sus colegas ex futblistas y de muchos que, recodando la felicidad que antaño les regalo, fueron despedirlo con gratitud por tanta calida, tanto talento y tanta entre en pos de loso colores que defendió. Ríver y Guaraní. Guaraní y River. Formó parte de los dos más grandes equipos de la historia de los clubes a los que defendió en nuestro país, sin contar Resistencia de la Chacarita, donde mostró los últimos relumbrones de su afamada calidad.
En el River de los Díaz de Espada, Duarte Pallares, de Rojitas, de los Kostianovsky, de los Scavone y tantos otros grandes dirigentes de nuestro futbol, comenzo a mostrarse a los 15 años, en 1957 en la entonces división infantil de donde do años después saltó a la primera para debutar en el ’59 con un equipazo. Una delantera inolvidable con “Piruca” Sanabria, un habilísimo cuanto veloz puntero derecho, Julio Romero, cerebral mediocampista que componía el trío medular con Lucio Calonga y Arsenio Valdez, Ramón “Moncho” Rodríguez, goleador como pocos, y José Villamayor, el de las corridas inalcanzables.
Conoció la fama internacional en el Sudamericano de Bolivia, en 1963 donde lo vieron jugar directivo de Huracán de Buenos Aires y allá se fue Arsenio con un bagaje de ilusiones judo 29 partidos con el club porteño entre el 63 y el 64, tuvo una fugaz pasantilla por el Ríver de Buenos Aires y regresó al kelito, en 1965 y volvió a ser tentado desde el exterior. Llevo su calidad a Colombia formando brevemente primero en Millonarios de Bogotá y luego el deportivo Pereira de la ciudad del mismo nombre, donde era amo y señor César López Fretes.
Pero su destino no fue brillar en el exterior sino mostrar toda su calida en su país.
Guaraní, que, desde 1963 asombraba, que había logrado ganar el campeonato de 1964, y al que llegó en 1966 José María “Chema” Rodríguez después de dirigir a un club ecuatoriano en la Copa libertadores de ese año. Y que desde aquel lejano año era presidido por otro prócer del fútbol: Juan Antonio Sosa Gautier. Y fue bajo el mando de “Chema” y con Arsenio como líder y capitán de cuadro que llegaron los momentos mas ilustras del legendario.
Se reunieron probablemente los mejores jugadores de la época: Raimundo Aguilera en el arco, considerado "Rey de América” por sus atajadas extraordinarias, Juan Martínez, Sergio Rojas, Vicente Bobadilla y Luis Ivaldi. Cuando este paso a la media cancha, entró y se quedó Lorenzo Villagra con el puesto. Los volantes: Alcides Sosa y Arsenio Valdez. Y en la delantera; Aurelio Martínez, Felipe Santiago Ocampos. Juan Graciano “Ka’i” González y Genaro “Búfalo” García., Fue una de las formaciones porque del 67 hasta el 72 que Valdez vistió la casaca 10 de Guaraní, también pasaron otros grandes por el equipo: Ricardo Tabarelli, Joaquín Yugovich (transferido por Libertad en 3.000.000 de guaraníes, record en la época), Alcides y Flaminio Sosa, Hugo Talavera, Víctor Juárez, Ernesto Juárez, Ramón Martínez y algunos otros mas, que escapan a la memoria.
El “maestro” consiguió ese título puesto por el periodismo y por la hinchada por su extraordinaria jerarquía y trascendencia dentro del equipo Guaraní era uno sin Valdez y otro muy diferente con Arsenio. Llegaron a estar 11 partidos invictos en la Copa Libertadores, de un tiempo en que los más grandes del continente compartían en el tradicional torneo. Y también fue maestro en la vida, porque supo conducir a los más jóvenes, porque formó una buena familia, y porque en su comunidad se lo consocio siempre como lo que fue toda la vida: Un buen tipo. Y con eso bastaría para describir cómo fue el gran Arsenio Valdez.
Desde el 27 de marzo de 2014 pasa a constituirse en leyenda y como tal, será recordado por todas las generaciones aunque los que lo vieron jugar, ya no estén, como él, en este mundo.
domingo, 30 de marzo de 2014
LA MANO DE DON “BENJA” Y EL GOL DE ROBERTO CINO
EN VISTA QUE NADIE SE ACORDÓ, YO ME ACUERDO...
25 de marzo de 1971
Aquella fue una noche inolvidable. De esas que perduran en todos los recuerdos y que reviven año tras año. La lejanía aquel 25 de marzo de 1971 no ha logrado borrar de mi mente las emociones encontradas, ni la explosión de alegría cuando el árbitro del partido, el colombiano Omar Delgado, pitó la finalización del encuentro, y Paraguay se convertía en campeon del Juventud de América. ¡Caramba! Fue larga la noche, y prolongada la angustia que crecía, minuto a minuto con mayor intensidad, a medida que se acercaba el final del encuentro y el gol no llegaba.
¡Si solo hacía falta un gol! Sí, uno, nada más que uno, porque a los 21 minutos del segundo tiempo de un partido que teníamos controlado, una extraordinaria jugada individual del uruguayo islas adelantaba al cuadro charrúa en el marcador, y con ese tanto, los campeones iban a ser ellos.
¿De qué estoy hablando? Del campeonato sudamericano juventud de América realizado en Asunción, entre el 7 el 15 de marzo, en Asunción. Un campeonato del fuimos organizadores y candidatos máximos para alcanzar el campeonato. Teníamos un gran equipo de dirigentes y un técnico de quilates: Benjamín Laterza, un verdadero maestro del fútbol, que desplegó la galanura de su juego en los campos de nuestro medio (Cerro Porteño y la Selección) y en la Argentina) donde brilló en Rosario Central y River Plate, entre los más connotados clubes en los que se alistó). Un creador, a quien se atribuye la invención del cerrojo (la misma táctica que aplicó Alicio Solalinde dirigiendo a Sol contra Olimpia, como alumno aventajado que fue del maestro Laterza.
Era el partido final del campeonato y “Sola” uno de sus actores fundamentales. Laterza armó el equipo basando su estrategia en una defensa que no dejara grietas y en un ataque que explotara al máximo las virtudes de los extraordinarios jugadores que formaron ese equipo: Recordémoslo: Sixto Lionel Bareiro (Sp. Luqueño); Alicio Solalinde (River Plate), Eudoro Ríos (Sp. Luqueño), Pedro Medina y Secundino Aifuch (12 de octubre VA); Juvencio Osorio (Cerro Porteño), Tito Ramón Correa (Olimpia) y Arecio Colmán (Libertad); Cristóbal Maldonado (Libertad), Carlos Diarte (Olimpia( y Osvaldo Aquino (San Lorenzo). Roberto Cino reemplazó a Aquino a los 15 del segundo tiempo, y cuando faltaban 10 minutos, entró Peíto Rodríguez en vez de Solalinde.
Fue una noche en que la angustia de ver que se repetía la historia de cuatro años atrás se convirtió en éxtasis, cuando Cino, a un minuto del final, logró ¡por fin! Lo que se anduvo buscando durante 89 minutos. Y fue gol. Y fue gloria, y fue el título para nuestro país. El único conseguido en dicha categoría, en toda la historia.
A la hora de los recuerdos nuestra gratitud y nuestras felicitaciones a todos los que contribuyeron para la conquista.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)